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No es cómo comienza


25.02.15 | ¿A quién le gusta dormir de más? Estoy segura que a más de uno, como a mí. Pues empecé el día de ayer durmiendo un poco más porque se canceló mi clase de las 7 de la mañana (¿así o mejor?). Salí y estaba haciendo un sol espectacular, soy mucho del calor y no del frío, mi canción favorita sonaba en la radio y, ¡no había tráfico! No pedía nada más a la vida, pues también ayer era día de fútbol. Un martes futbolero, ¡qué lindo!

Donde volteara a ver había alguien con la camisa de su equipo. Había jornada de octavos de final de la Champions League. Pero no solo hubo fútbol en el Etihad o en el Parque de los Príncipes, también hubo fútbol en el Nacional, en ese que tenemos aquí cerquita. La cita era a las 7:05 de la noche, el Olimpia se midió contra el Herediano por los cuartos de final de la Concachampions. Se dice que los hondureños carecemos de puntualidad, pero ayer más de 30,000 personas demostraron lo contrario. El Estadio Nacional estaba a reventar desde tempranas horas y habían largas filas de personas en la localidad de sol. Era una fiesta, una fiesta tricolor, orquestrada por la Ultra Fiel. Allá por Sol Sur se hondeaba una bandera del viejo León, se movían globos azules y se escuchaban miles de gargantas alentando al equipo de sus amores. El cielo capitalino se iluminó con fuegos artificiales, ¡qué espectáculo! Los leones jugaron con la tradicional camisa blanca, mientras que los visitantes lo hicieron con su uniforme amarillo con detalles rojos.

El partido comenzó muy movido, el estadio vibraba con cada desborde que hacía Carlos Will Mejía, ese número 7, revulsivo por excelencia, amo y señor de la banda derecha. El planteamiento de Vargas fue ofensivo, colocando a Mejía de inicio, cuando normalmente es una opción segura de cambio. La incorporación de Peralta al equipo blanco le ha dado opciones al DT para hacer variantes defensivas. Ayer el ceibeño jugó de lateral derecho, lució muy inseguro por etapas del partido, jugadas con las que el Herediano generó peligro sobre el arco del capitán Donis Escober. El ritmo con el que comenzó el partido disminuyo en el trayecto del primer tiempo. Bien dicen que el que perdona pierde... y los merengues no se cansaron de fallar goles. El poste negó el grito de gol tres veces, los ticos salvaban agónicamente cada ataque de Lozano, quien no anduvo inspirado ayer. Fue el colombiano, Javier Estupiñán quien hizo temblar el Nacional. Gol no fue, golazo sí; señor gol. De esos que creo que no se olvidan, derechazo impresionante para clavarlo donde el portero no llega. Lástima que no fue suficiente, el Herediano empató el partido en el segundo tiempo después de un error en la zaga defensiva y los delanteros olimpistas siguieron fallando. ¿Errores de novatos? No lo sé, pero fueron un sin número de errores que el DT tiene que ver cómo mejora. Olimpia careció de un líder en la media cancha. Rommel Quioto no apareció y la magia de Bayron Méndez simplemente no ajustó. El técnico Vargas equivocó los cambios, Leguizamón entró muy tarde y los leones no tenían variantes ofensivas.

El día de ayer no terminó como empezó. Todo pintaba para una noche perfecta, caminar rumbo al Birichiche con la satisfacción que podés sentir cuando pensas que alcanzaste un objetivo. Pero si no todo acaba como empieza, entonces seguro esta eliminatoria no terminará así. Olimpia debe sacar su casta, esa casta que no tiene fronteras y que lo hacen acreedor de ese título que dice “El más grande de Honduras”. Olimpia tiene los argumentos necesarios para clasificar a la siguiente ronda, pero ¿tendrá la actitud, disciplina y el hambre de triunfo para lograrlo? Te pregunto Anthony, ¿tenés ganas de poner a gritar a más de media Honduras con tus goles? A vos Donis, ¿querés hacer suspirar a todos con tus atajadas? Bayron, respóndeme, ¿querés hacer magia con tus pases y dejar atrás a tus rivales? Y vos, Olimpista, contéstame: ¿estás listo para apoyar a tu equipo hasta que el árbitro pite el final? Vamos leones, ¡por la gloria! ¡Por Honduras!


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