Mientras estoy al volante, muchas veces ha saltado a mi mente el deseo de tener una cámara incrustada a mi frente para tener evidencia fílmica de situaciones que observo en las calles de Tegucigalpa.
Les comparto 3 momentos de mi ruta a casa este 31 de enero de 2018:
1. No tomé el camino de siempre. No había mucho tráfico rumbo al Estadio, así que eché el Puyi a andar. (El Puyi es mi flamante carrito azul pitufo. 🚙)
Avancé y vi que algo más rompía la rutina. ¡El alumbrado del Nacional estaba encendido, anunciado a los cuatro vientos que regresó el fútbol de primera a Tegucigalpa! Hoy juega el Ciclón Azul; y hay ambiente papa. Oficiales custodiando, vendedores regateando y guachimanes vigeando los carros.
PERO HABÍA ALGO MÁS ROMPIENDO LA RUTINA. Algo no tan cotidiano. El cielo estaba pintado de gris, cayeron unas cuantas gotas sobre mi vidrio frontal - lo que me recordó que tengo que comprar nuevos parabrisas - y el sol parecía estar en una postura como queriéndole decir a la lluvia “No arruinarás esta linda tarde de enero.” ¡El esplendor era tal que no podía ver NADA! Manejé por unos metros a ciegas. Y luego me paré tomar la foto.
2. Mientras avanzaba en el tráfico, vi el beso de una pareja que caminaba por la calle como que si el mundo no se estuviera desmoronando. #LoveIsEverywhere
3. Un señor que vende elotes ambulantemente infló una bolsa plástica con su boca y luego metió uno de sus productos ahí. Imaginense mi cara. Claro está que no seré su clienta pronto.
Fue un viaje relativamente corto, pero lo disfruté con la música a tope y gritando - en serio - mis canciones favoritas. Mañana será otro día.
VQV