En esta temporada del año, mi familia y yo viajamos 98 kilómetros al sur del Distrito Central para hacer una visita muy especial. Mi abuela, also known as Mamadelmy, vive en un pueblo del que seguro ustedes, mis lectores, ya han escuchado hablar. Nacaome, "la novia del sol": Donde el diablo pide charamuscas. 🌞El calor vuelve un poco locos a sus visitantes, pero en mi caso no es así. Después de visitar por 24 años la ciudad más caliente de Honduras, ya es parte de mí también.
Tengo un colega contador de historias que muchas veces me ha dicho que debería contar las anécdotas de mi abuela. ¡Son interminables! Ella siempre tiene una historia para todo, incluso una canción para cada palabra. De verdad que no sé de dónde las saca. Aprovecharé esta ocasión para contarles algunas de esas anécdotas.
En una de esas visitas a tierras sureñas, mientras preparábamos un altar para una procesión que pasaría frente a la casa de mi abuela, un perrito sin dueño apareció frente a nosotros. Mi abuela echó a andar la máquina del tiempo, y comenzó a contarles una historia a mis tías y primos que estaban presentes.
"Cuando Vivian era chiquita (yo calculo que tenía quizás 6 años), le daban muchísimo miedo los perros", comentó Mamadelmy.
¡En verdad era así! No importaba el tamaño o la raza; apenabas miraba a un amigo de cuatro patas, salía corriendo. Otro día les cuento cómo perdí ese miedo, por ahora, prosigue la historia de Mamadelmy...
"Pues una vez, Taba (su mamá, o sea mi bisabuela) llevó a Vivi a un rezo. Le hizo una petición especial a las rezadoras para que la dejaran rezar un Padre Nuestro o un Ave María. Ellas aceptaron. Llegó el momento y Vivi comenzó tranquila, pero de repente se metió a la casa un perrito de la calle. Y ella se asustó como siempre, pero tenía claro que no podía dejar de rezar, así que subió las piernitas y se paró en la silla como haciendo cuclillas. Dios te salve María..."
Lo recuerdo muy bien. Jajajaja. Cuando llegué a la casa, pregunté angustiada, "Mama, ¿y es que en todas las casas de Nacaome hay perros?"
Todos se echaron la carcajada porque recordaron tal cual a aquella niña flaquita y miedosa. De chiquita yo era levemente temática. Que los perros, que la cebolla, que me daba sueño temprano, pero a pesar de todo, Mamadelmy siempre me consentía. En realidad, lo sigue haciendo, pero ella tiene claro que el amor y el rigor van de la mano. Así que siempre obedecemos a lo que nos pide, o tratamos de hacerlo. Mi hermana y yo siempre anduvimos con ella de arriba a abajo, y escuchábamos los habituales:
"Hola, profe. ¿Qué tal?"
"¡Noches profe!"
"¿Y son las hijas de la Niña (mi mamá), profe? Puras gringuitas."
Una vez, le pregunté extrañada, "Mama, ¿y es que en Nacaome se tiene que saludar a todas las personas?"
Lo sé, lo sé *facepalm*. Claro, siendo una niña capitalina no estaba acostumbrada a saludar a cualquier extraño en la calle. Lo que ella me enseñó es que allí no son extraños, son vecinos o amigos, todos se conocen, y son amables entre ellos.
En los últimos meses he caminado un poco más por las calles de Tegus, y recuerdo a menudo aquella lección que me dio Mama. Aunque no sean tus vecinos o amigos, siempre es bueno brindar un "buenos días" a las personas con las que nos encontramos en la calle. Al fin y al cabo, ¡somos paisanos! Tenemos algo muy grande en común, nacer dentro de los mismos 112,090 km².
Esta publicación la hago en honor al cumpleaños número 80 de ella, la señora que respondía ingeniosamente a todas esas preguntas inocentes que yo hacía. De todas sus lecciones, hay mil historias por contar, pero para eso hay blog de sobra. Así que aquí la dejamos por hoy.
Me siento sumamente feliz por tenerla en mi vida. Repito las palabras que dijo mi hermana en el brindis de su fiesta: ella es una mujer ejemplar, de fe, y que siempre está a la altura de cualquier situación. No importa si se encuentra en la adversidad, ella le da la vuelta. Cocina delicioso y con mucho amor. Es como un “all-in-one”. ¡Un gran ejemplo para nuestra familia!
¡Feliz cumpleaños, Mamadelmy! Que viva el 24-2-39, el bendito día en que usted nació.
VQV
Delmy Yolanda Mejía Domínguez
Epílogo:
Mamadelmy es una persona sumamente ordenada, siempre marca sus pertenencias con el código 24239. De ahí la inspiración para el nombre de la publicación.