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Ciudadanos del Mundo

Updated: Dec 1, 2020


Tener un boleto en mano para viajar a un nuevo destino debe ser uno de los sentimientos más emocionantes que existen. Queremos recorrer el mundo, por lo que nos preparamos e invertimos tiempo y dinero en ello. Nuestros pensamientos más recurrentes en la semana previo al viaje serán acerca de cuántas libras nos caben en las maletas, asegurar nuestro hospedaje, revisar cómo estará el clima – porque you know, hay que preparar los #ootd –. Y de verdad que eso no está mal, pero algo se escapa de esa lista. Algo muy importante.

El planeta Tierra está repleto de diferentes culturas, razas, idiomas, o creencias. Cada país tiene una historia que contar, y por supuesto habrá diferentes perspectivas sobre ella, cómo la percibás dependerá de quién te la cuente. Un compromiso inquebrantable de los viajeros debe ser investigar exhaustivamente el lugar que visitarán. Eso nos convierte en turistas conscientes.

A lo largo de los siglos, han ocurrido episodios lamentables para la humanidad. Es muy probable que esos países que sufrieron en un pasado - o actualidad - formen parte de tu añorada bucketlist. En el momento que te animés a tachar ese destino de la lista y pongás un pie ahí, se dibujará una línea muy delgada entre conocer su historia responsablemente o hacerlo con morbo. La línea es tan delgada que muchas veces no distinguimos si la cruzamos, y a eso, precisamente, es a lo que debemos prestarle atención.

Desde hace un tiempo, consumo frecuentemente el contenido del mexicano Alan Estrada, mejor conocido como Alan x el Mundo. Él tiene una plataforma donde comparte videos y contenidos increíbles de las ciudades que visita, su trabajo tiene un nivel de calidad altísimo. Una de las lecciones más memorables que aprendí de Alan, es la que les mencioné anteriormente: research, research research. ¿Por qué? Te ayudará a conocer con antelación el contexto de tu destino, y te brindará noción de lo que en ESA cultura consideran pertinente y qué no.

En octubre de 2018, Alan publicó un video llamado “¿Por qué NO hacer narcoturismo en Colombia?”, me marcó mucho porque yo recién había visitado la ciudad de Medellín. En los últimos años, se han producido decenas de narcoseries, que nos brindan información real y ficticia sobre lo que ocurrió, y eso, lo aceptemos o no, ha llevado a normalizar el tema de narcotráfico. Yo he visto las series, no me eludo, así que entiendo que es natural sentir cómo se despierta nuestra curiosidad al llegar al verdadero escenario de lo que hemos visto en pantalla. Sin embargo, debemos enterarnos y entender que no es normal que alguien haya ocasionado la muerte de miles de civiles, hundiendo a su país en una profunda crisis y generando una tragedia colectiva que muchas familias siguen viviendo - casi tres décadas después-.

Mural en el Museo Casa de la Memoria. Víctimas del narcotráfico. Créditos: Vivian Pavón

Esto no significa que se deba darle la espalda a la historia, al contrario, es el motivo perfecto para intentar conocerla al máximo. ¿Cómo lo podes hacer con responsabilidad? Haciendo turismo que no glorifique a los victimarios, pero que sí conmemore y guarde respeto a las víctimas. Hablando específicamente sobre Medellín, y desde mi experiencia personal, les puedo recomendar visitar el Museo Casa de la Memoria donde existe registro sobre noticias, testimonios, fotografías de los años oscuros que vivieron en la ciudad. Después del viaje, escribí sobre un tour que realicé en la Comuna 13, donde jóvenes te cuentan cómo la comunidad, anteriormente conocida como una de las más violentes de Colombia, sigue trabajando en su transformación.

Para brindarles otro ejemplo sobre realizar turismo consciente, cruzaremos el Atlántico para aterrizar en la histórica Berlín. Allí hay un espacio llamado Holocaust Memorial, que conmemora la vida de los judíos que murieron durante la Segunda Guerra Mundial. A diario, hay una afluencia gigante de turistas, lo que conlleva a carretes llenos de fotografías. Unas no tan sensatas como otras. Para las nuevas generaciones, el celular es una extensión de nuestro brazo, y automáticamente, sin percatarnos, estamos tomando un selfie para mandarle a la mamá, otra para el grupo, y por supuesto una pa'l Insta. De foto en foto podemos llegar a olvidar que es un espacio para conmemorar víctimas, no para auto retratarnos con una sonrisa Colgate.

El artista israelí Shahak Shapira se cansó de navegar por internet y ver fotos que carecían de sensibilidad y conciencia hacia el verdadero significado de la obra. Este sentimiento de impotencia lo inspiró para crear la campaña Yolocaust (palabra compuesta entre Y.O.L.O – You Only Live Once - y Holocaust). Bajo la premisa de YOLO, podemos hacer lo que queramos porque la vida es solo una. Y en efecto, solo es una, pero la podemos vivir sin irrespetar a los demás. El mensaje de la campaña es muy fuerte pero necesario. Él editó las fotos que encontró de turistas y las mezcló con fotos originales del Holocausto. Según el portal de Shahak, muchas de las personas que salían en las fotografías se disculparon porque entendieron el mensaje, y reconocieron que mientras tomaban sus fotos no estaban asimilando todo el trasfondo.

Campaña Yolocaust. Créditos: Shahak Shapira

Así como estos ejemplos hay muchos más sobre cómo podemos realizar turismo consciente. Ya sea para respetar códigos de vestimenta, no violar códigos morales, o simplemente para tratar de sacar lo mejor de cada viaje, ya que es una oportunidad para reflexionar, desarrollarnos personalmente, y acumular experiencias invaluables.

No se trata de ser perfectos, porque jamás lo seremos, pero sí podemos ser mejores ciudadanos que ayer. El mundo es cada vez más dinámico y cambiante, y aunque no nos hayamos anotado para ello, somos seres globales, y la globalización trae consigo una gran responsabilidad, porque ya no pertenecemos a los límites territoriales de nuestro país. A través de las redes sociales tenemos una gran audiencia, estamos conectados con el resto del mundo. Y por más que creamos que un mensaje morboso es irrelevante, no lo es; puede tener más impacto del que imaginás.

En el 2019, con seguridad podemos decir que todos somos ciudadanos del mundo. Jugamos para el mismo equipo, así que te invito a que portés siempre la camiseta de la empatía, y que en tu próximo viaje seas una mejor versión de tu “yo viajero” anterior.

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